Vas a ver lo caliente que me tenés putita

Luego del último encuentro los mails se hicieron constantes y diarios, veníamos acumulando ganas y calentura por semanas, ya no daba más, necesitaba desesperadamente sentirlo. 
Al segundo día de faltar al trabajo por una contractura terrible en el hombro y el cuello, los mensajes excitaron el chip de mi celular. 
- Me encantaría cogerte en mi trabajo – fue el primer mensaje que prendió la mecha de lo que fue una tarde en llamas 
- Mmmmm me encantaría cogerte en la oficina, pero primero quisiera chupártela toda mientras trabajas, y ver cuanto dura tu concentración mientras lo hago, ¿querés que te cuente cómo lo haría? 

Obviamente su respuesta fue ¨siiiiiiiiii¨. Comencé mi relato de cómo le comería la pija mientras hablaba por teléfono con su jefe, sólo con la condición de parar si me calentaba, ya me había calentado lo suficiente sin compensármelo y encima estaba lesionada. Obviamente me calenté y nunca paré… 
- Me encanta lo que haces, me tenés re caliente, iría para allá para verte…deseo sentirte, lo deseo mucho 
- Yo te deseo, imagino tu lengua en mi cuerpo todo el tiempo 
- Salgo de acá y voy para allá 

Inmediatamente se me acelero el pulso, me invadió un calor exquisito y sentí como se humedecía mi pantalón…¡como me calienta por favor! 
- Ponete bien perra 
- Ok, sale corset debajo de la ropa 
- Siii quiero…vas a ver lo caliente que me tenés putita, tengo mucha lechita para vos, y seguro me la vas a sacar a chupadas 
- Te espero 

Sentía mucho dolor todavía, al día siguiente tenía guardia, pero realmente no me importaba…salí corriendo a hacer unas compras pendientes, me di un rico baño, me puse el corset, la tanga negra, las botas, mi perfume y me vestí (lamentablemente tengo que bajar a abrir). 
Sonó el timbre y volví a empaparme nuevamente…casi no puedo creer lo que me genera. 
Mi energía sexual desbordaba y no podía contenerla…excitada y mojada baje a abrirle. 
- Sorpresa – me saludo 

Mmmm me encantan las sorpresas 
Subimos y nos sentamos en el sillón, hablamos un rato de nuestras cosas. Esta vez el comenzó a impacientarse…mientras conversábamos me acariciaba la más cada vez más sensualmente haciendo que se me erizara la piel. 
- Te duele mucho ¿no? Voy a tratarte con cuidado – diciendo esto, se acercó aún más y me comió la boca. 
La respuesta de mi lengua y mi cuerpo impaciente y deseoso de él fue inmediata y salvaje. 
- ¿en el sillón o en la cama? – preguntó 

Yo dudé por unos instantes, me había encantando cogérmelo en el sillón, pero por el bien de mi cuello, me levanté lo tomé de la mano y lo conduje a la habitación. 
- No te dije…estás hermosa, te extrañé. 
- Yo también te extrañé. 
- ¡Date vuelta! 

Sin resistencia alguna obedecí. Me abrazó por detrás y comenzó a desabrocharme la camisa. 
Mmmm sentir su calor es delicioso. 
- Quiero disfrutarte despacio – me decía mientras me besaba el cuello y me desvestía, descubriendo el corset – tengo una sorpresa para vos, pero no me importa si la uso o no, sólo quiero saborearte. 
- Estoy muy caliente 
- Yo más ¿no me sentís? Mirá como me tenés putita – ya se había desvestido. 

Pasé mi mano tratando de tocarlo. 
- No no no no no, no hagas trampa 

Podía sentir su pija dura y palpitante contra mi cola. Bajó mi pantalón y la tanga negra despacio. Sentí sus dedos resbalándose en mi vulva completamente lubricada y acariciando mi clítoris. 
- Mmmm como estás chanchita 
- Completamente mojada por tu culpa 

Apoyé mis manos en la cama, levantando mi cola y ofreciéndole mi sexo. Sentí como su lengua viciosa, caliente y húmeda recorría mi cadera y bajaba en busca de mis jugos. 

- Cerrá los ojos, voy a buscar mi sorpresa. 

Aunque sólo fueron unos instantes, la espera pareció interminable, no quería dejar de sentirlo cerca. Se acercó apoyando su pija entre mis piernas, podía sentir como lo empapaba. 
- Ya está, sentate así termino de sacarte la ropa. 
De un tirón saqué el acolchado blanco para no mancharlo y me senté a observar lascivamente como se arrodillaba y bajaba el cierre de mis botas, sacaba mi pantalón, terminando de desvestirme. No veía mi sorpresa por ningún lado, pero ya iba a sentirla. 
- Esto te queda divino, no quisiera sacártelo, pero quiero chuparte las tetas. 
Mientras succionaba mis pezones comencé a gemir. 
Me ayudo a recostarme, acomodando bien mi cabeza en una almohada para que no me doliera (de todas formas ya no sentía dolor alguno), me separó las piernas y me comió literalmente la concha. 
No podía parar de gemir y retorcerme de placer y cuando pensé que ya no podía aguantar más, sentí que algo que no podía identificar se abría paso en mi vulva, ingresando sin dificultad por el desborde de mis fluidos. 
La combinación de estimulaciones fue explosiva…mis gemidos se convirtieron en gritos de placer, mi cuerpo convulsionaba y cuando apoyo su mano en mi pecho apretando con sus dedos uno de mis pezones…la energía, el deseo y la lujuria se liberaron en un orgasmo absolutamente exquisito e intenso. 
Cuando logré recuperarme, lo miré – estaba agachado entre mis piernas todavía – 
- ¿Qué usaste? – quise saber 
Levantó un dedo y pude ver mi sorpresa. 
- Mmmm fue impresionante 
Me levanté y lo atraje hacía mi para darle un beso y disfrutar mi sabor de su lengua. 
- Que rico, me encanta sentirme en vos chanchito 
- A mi me encanta que acabes en mi boca 
- Quiero chupártela 
- Ahora no…pero podés elegir ¿te la chupo de nuevo o te cojo? 
- Cogeme 
- Tengo que resistirme a chupártela…sos tan rica. 
- Pero ahora quiero que me cojas, quiero sentirte y después chuparte. 

Ahhhhhh sentir su pija entrar en mi por primera vez me fascina. 

- Cogeme, cogeme, cogeme 
- Me encanta cogerte 
- Decime putita 
- Que putita que sos, como me calentás 

Escucharlo me excita más y empiezo a moverme más y más rápido. 
- Así cogeme así 
- Vos me estas cogiendo ahora perrita 
No, no estábamos cogiendo mutuamente que es distinto. 
Al ritmo de nuestros cuerpos unidos otro orgasmo no tardo en llegar. 
- Quiero cabalgarte – le imploré 

Se acostó y agazapándome como una gata en celo, rozando su pecho con mis pezones, tomando su boca, metí su pija dentro mío. 
- Cogeme putita, chanchita. 
- Te voy a coger todo chanchito – le decía mientras comenzaba a cabalgarlo despacio 
Me susurraba al oído mientras gemía ante cada movimiento de mi pelvis. 
- Vos viste, ayer no pude contenerme pensando en eso. 
- Yo quiero complacerte, hago lo que me pidas. 
- Yo hago lo que pidas, soy tu esclavo, sólo quiero darte placer ¿Cuántas veces tengo que repetírtelo? 
- Todas las que sean necesarias 
Mis movimientos se aceleraban más y más mientras mi cuerpo volvía a vibrar. 
- Soy tu putita – me dijo 
Por favor esas tres simples palabras lograron que explotara de nuevo 
- Mojame, mojame, dame toda tu lechita – repetía mientras le regalaba nuevamente otro orgasmo. 
- ¿Cuántas veces pensás hacerme acabar? – le pregunté cuando me recompuse 
- Todas las que aguante 
- Voy a dejarte descansar un poco 

Traje algo de tomar, lo abracé y empecé a acariciarlo despacio hasta sentir como recobraba la dureza. 
- Ahora voy a cumplir mi promesa, voy a chupártela y quiero toda tu lechita para mi – le dije al oído. 
- Me encanta como me la chupas, como me hubiese gustado que vinieras a mi trabajo. 

Le di un beso y comencé a bajar con mi lengua por su pecho, su abdomen, tome su pija entre mis manos y la recorrí desde la base hasta la punta, saboreándola, chupándola, metiéndola y sacándola de mi boca mientras lo miraba. Pasaba mis uñas por su vientre, lo masturbaba con mis tetas, siempre chupándolo, cogiéndolo con mi boca. 
Quería que acabara así, pero ya estaba caliente de nuevo y no me quedaba mucho tiempo, así que volví a subir, y de una forma animal me lo cogí. 
La habitación se lleno de nuestros gritos y olía a sexo… 
Su lengua, su cuerpo, sus manos, su sexo se unieron a los míos hasta llenarme. 

0 comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.